Semilla Bendita


Cuantos Ángeles tiene la noche?
Cual es que me guarda?
Para rogarle con palabras del alma
El último anhelo, antes que me entregue

Ansío con fervor y todo mi ser
Que se me permita aunque deba volver;
Plantar la milagrosa semilla
Que siembre, paz, dulzura y sonrisas

La semilla bendita
Que de luz a su vientre
A cambio de mi vida
Y que pueda vivir por siempre

Sorprenderte!


Cuanto cuesta sorprender
Cuando no se quiere;
Cuando la intención
Es en todo complacerte
Con todo el corazón.

Sólo quiero terminar
Posado en tu regazo,
Desconocer el tiempo basto
De este amor que se levanta
Con más fuerza a diario.

Te amo tanto que
Me cuesta mucho sorprenderte
Pues sólo vivo para complacerte.

Regreso


Estoy de vuelta,
Tras un largo exilio
Me encontraba de campaña
En tierras bastas, a tu servicio.

Pero ya conoces mi bitácora;
He regresado tan sólo,
Acudiendo a tu llamado
Y darle descanso a mi espada.

He regresado rendido a tus pies,
A homenajear tu vida;
Y es que tu brillo, Rayito de Luna,
Ilumina los sueños de mi ser.

Y es tu amor que me mantiene
Ante las cumbres sombrías.
Y me eleva a lo más sublime
Cuando me llega la caída.

Basta tu recuerdo,
para sentir tu compañía.
Basta con tu compañía,
para perderme en el tiempo…

y es que son tus besos
mi regocijo…
y es tu cuerpo
el principio de mis sueños.

Y es así como la luz de tu vida,
Es lo que le falta a la mía
Rayito de Luna, eres mi guía!

Sueño Profundo


Apenas despierto; sueño profundo.
Enmudecido me hallo con la ansiedad
De confrontar, lo perlado de tus ojos
Sutilmente ante la fuerza de los míos,
En medio de la equidistancia que los separa
Que no es mayor al espacio, donde un suspiro
Se encuentra atrapado y sin salida,
Temeroso de ser consumido por el calor de nuestros labios.

Acaricio tu rostro; mis dedos caen por tus mejillas.
Son detenidos brevemente por el contorno
Que dulcemente dibuja el renacer de tu sonrisa.
Haciendo punto y seguido en los relieves de tus labios.
Rompiendo así, con el enfrentamiento de nuestras miradas.
Se hace un punto y aparte, al caer mis dedos de tu rostro.

Bella, así te empiezan a percibir mis ojos
al recorrer delicadamente la armonía de tu cara
que va siendo despoblada de tu radiante cabello;
descubriendo tu tez morena y nariz de oso
con el levantar de mi mano y el descubrir de mi mirada,
que son seguidas por el correteo alegre de tus ojos
que terminan tintineantes, tiernos, desbordando una lágrima.